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Las Siete Tazas retoman su caudal después de la sequía

Luego de que una fisura provocada por el terremoto vaciara las aguas de estos depósitos naturales, todo vuelve a la normalidad.

Escrito por Clara Escobar

Las Siete Tazas.
Las Siete Tazas.

El Parque Nacional Radal Siete Tazas, ubicado en la región del Maule a 291 kilómetros al sur de Santiago, fue uno más de los afectados por el terremoto que devastó a la zona centro sur del país el pasado 27 de febrero. Sufrió ni más ni menos que la desaparición total de las aguas de una sus principales cascadas, surgiendo nuevamente unos 400 metros más abajo.

El cataclismo produjo grietas que vaciaron en pocas horas los depósitos naturales que generan una intensa actividad turística, tanto de chilenos como extranjeros que van a observar las siete caídas de agua que le dan el nombre.

Pero con la llegada del invierno el caudal retomó la normalidad de a poco. Las intensas lluvias y nevazones que cayeron en la zona cordillerana de Molina permitieron la recuperación total de las aguas del Río Claro que nutre las tazas.

Ya, a estas alturas del año, el lugar pareciera ser una gran oportunidad para sorprenderse con un paisaje natural que por poco lo perdió todo. Si se anima, basta con sólo dos o tres días para conocer las más de cinco mil hectáreas del parque, donde casi no existen grandes casas ni menos hoteles. Todo es naturaleza. Sólo abundan los campings y algunas cabañas para disfrutar durante un fin de semana. Para llegar debe tomar el desvío hacia Molina en la Ruta 5 Sur.

Siguiendo el cauce del río

En detalle, el primer salto con que se encontrará es El Velo de la Novia, una caída de agua de 50 metros. Bañarse en la poza que se forma es como estar bajo una ducha gigante. Muy recomendable para la familia.

Luego, la pendiente continúa atravesando bellos bosques de roble, ciprés, coigue, radal y mañío, un ambiente para fotografiar y sorprenderse. Al final, el cauce del río se convierte en un festín de saltos y rápidos especiales para kayakistas, los que se crean en la roca a raíz de los hielos milenarios y la actividad volcánica de los dos descabezados de la región: el Grande y el Chico. Si quiere ir por más, los guías de la Conaf lo ayudarán a visitar otros rincones que ofrece el lugar.